Parece que hago eso, sí.
Pasar las páginas del libro hasta el final, cuando me ofrecen leerlo. Sabiendo como acaba la historia decido ojearlo. Y se disfruta, pero yo ya sé como acaba.
Sin saber que me he enganchado, abandono el libro por un momento y, qué diablos, decido cogerlo.
Las letras se han borrado, hay manchas de mis dedos por todas partes.
A veces me da igual.
Pero éste se siente sucio, el olor de libro nuevo ya no está; no hay nada como la primera vez, es un sentimiento que desaparece rápido, y un recuerdo que nunca se olvida.
Te encuentras donde te creías en un principio, al final de la historia, pero hay una diferencia, esta vez no la estás imaginando, la estás viviendo, y es ahora cuando te enfrentas a dos sentimientos polarizados: El de no haberte querido encontrar en esta situación, sabiendo que sucedería, y la de que, al menos, hubieras leído palabra a palabra con la atención que le correspondía.