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~ LA TRAGEDIA DE LA BUENA SUERTE

suerte

~ EL EFECTO NOVA

Juan paseaba a su perro Rudolf por el parque cuando una ardilla salvaje atrajo la atención del canino.

Rudolf salió corriendo tras la ardilla, mientras Juan, intentó perseguirlo y lo llamaba a voces para que no se escapara. No lo consiguió, por más que hubiese corrido tras él, Rudolf fue más rápido y no hizo caso de la llamada de su dueño.

– Qué mala suerte tengo – dijo Juan. Si no fuera por esa ardilla, no habría perdido a mi perro.

Juan colgó muchos carteles de «Rudolf perdido» por la ciudad, hasta que finalmente un día, una mujer le trajo a Juan su amado amigo perruno.

Juan pensó inmediatamente que la chica era muy bella, y le invitó a tomar un café en agradecimiento.

Dado que se gustaron, fueron quedando más y conociéndose mejor, hasta que finalmente se enamoraron y se unieron en pareja.

– Qué buena suerte he tenido, si no fuera porque Rudolf se escapó, no creo que la hubiera podido conocer nunca- pensó Juan.

Cierto día, Juan iba conduciendo en coche porque había quedado con su novia, cuando de repente le embistieron en la segunda esquina con la avenida. Juan acabó muy mal herido, y se vio en el hospital. Tras varios días ingresado, el doctor fue a hacerle la visita para darle las noticias del diagnóstico.

– ¿Cómo te encuentras Juan?

– No demasiado bien, creo que he tenido muy mala suerte.

– Si, claro. Te entiendo. Tengo dos noticias para ti, una buena y otra mala, ¿por cuál prefieres empezar?

– La mala, supongo. -Dijo Juan, algo confundido.

– La mala noticia es que tienes un tumor en el cerebro. Lo vimos en la radiografía que te hicimos a causa del accidente.

La buena noticia es, que aun no ha llegado a desarrollarse por lo que no ha causado daños todavía. Has tenido mucha suerte porque si no llegamos a verlo a tiempo, te habrías dado cuenta solo cuando no se hubiera podido hacer nada para extirparlo, pero ahora podemos eliminarlo antes de que cause estragos.

Juan salió de la cirugía sano y salvo, y fue entonces cuando se dio cuenta de lo poco que sabe de nada, en realidad. Que nunca ha sabido ni puede saber lo que le ocurrirá o lo que ocurre por su causa, no importa si bueno o malo, aunque parezca afortunado o desafortunado, las manifestaciones de la realidad escapan al control humano. Le hizo sentir paradójicamente aliviado y liberado.


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