Cuánto amor y desencanto…
Supongo que será que todavía no sé controlar este poder que me facilita saber cómo otras personas se sienten. No sé cómo no tomarme esas emociones que fluyen sin descanso menos en serio.
Él sintió deseo, preocupación, interés, y ganas por acercarse a mí… y yo fui distante, distraída y miedosa porque me cayó como un rayo, como de repente, a pesar de ver las nubes en el cielo.
Un mes más tarde sigo afligida, pero en otro sentido, más como deseando una segunda vez, pero sin conseguir ni que sople el viento.
Me estoy preocupando, porque no hace ni tres meses que trataba de superar un corazón roto, que se empeñaba en anclarse a otro que no estaba ahí ni queriendo. Ahí a pedazos, tratando de dejar a la vista la prueba del delito, esperando que el culpable llegara para arreglar el desastre, aunque no llegó…
Tarde, reacciono tarde, cuando ya el daño está hecho.
Y siento que todo esto se debe a mi deseo insaciable de encontrar la perfección. No me vale que te intereses por mí, me vale que cuando eso suceda, me sienta cómoda, como un suspiro de alivio, y que dure…
ESPORÁDICO, EFÍMERO Y PLATÓNICO, son bellas palabras, suenan bonito… pero duelen, cuando veo que no todos los días me miras con una sonrisa en los ojos, cuando aquello que sentiste fue tan fugaz que casi ni lo retuve más allá de mi recuerdo constante, y tan irreal como la idea maravillosa de que me sigas queriendo.
Siempre pienso en que otro mejor para mí vendrá, mientras que al mismo tiempo arrastro a aquel que no quiso quedarse. Me confunden los colores cuando brillan ligeramente, porque sé que la luz de ese al que espero de verdad brillará tanto, que no va a caber la oscuridad. Perfección que nunca se manifiesta…
Dolor que persiste, anclado, con la única excusa de dejarme en soledad.
Y una ligera sensación de escoger mal, inconscientemente a propósito, para distraerme mientras llega… dejándome vulnerable y con ansias.
Qué deprisa pasa el tiempo cuando tu día a día sigue igual y solo cambia la intensidad de tus emociones. Cómo pesa en el cuerpo la necesidad de divertirse. Qué rápido se olvida lo que es ser feliz, cuando te empeñas, sin quererlo, en estar triste.